Para comenzar deberíamos preguntarnos qué es una “Pick me girl” y porqué es tendencia ahora mismos en redes sociales aunque no sea algo nuevo.
Pues bien, básicamente se trata de una mujer que trata de impresionar a los hombres con el propósito de hacerle creer que es diferente a las otras mujeres, distante del término estereotipado de feminidad y que encaja entonces con los «ideales masculinos» lo que la hará sentir más deseada.
Ser como las demás chicas se ha convertido en una vergüenza cargada de odio entre mujeres y cada vez es mayor el propósito de ser “diferente”, ser la chica que tiene gustos musicales o formas de vestir auténticos, que no sigue las modas, no les gusta el maquillaje, son “diferentes” persiguen una ilusión asociada a las películas hollywoodienses donde el protagonista hombre y popular inalcanzable se enamora de la chica “diferente”. En este escenario las mujeres femeninas que no encajan en los grupos masculinos son rechazadas u objetos de burla por encajar en el estereotipo de feminidad. En otras palabras se trata de misoginia interiorizada, en forma de machismo entre mujeres.
En el contexto actual es natural que las redes sociales influencien el comportamiento de las personas y el término de “feminidad” no ha sido una excepción. partiendo de esto, se han derivado términos como “Bimbo» o «Pick me girl» que inundad internet, causa polémica por convertirse en un tema debate que incita a la rivalidad entre mujeres e incrementa la ansiedad por querer caer bien a grupos masculinos.
Estos estereotipos sumamente dañinos son reproducidos en las redes sociales sin filtro o prohibición alguna pues parece pasar desapercibido como atenta contra la construcción individual y la histórica lucha por los derechos de las mujeres y comunidades diversas.
Bimbo hace referencia a mujeres delicadas, seguras de sí mismas, y asociadas con la típica belleza de mujer rubia que cumple con los cánones de belleza impuestos por la sociedad, juzgadas también como “tontas o básicas”, mientras que las Pick me girl se basan en alcanzar ideales de belleza y comportamientos contrarios por su necesidad inconsciente de conseguir validación masculina que ellas persiguen, buscando dejar claro que ellas no son como las demás “dramáticas” “exageradas” “sensibles” “vanidosas” creando así una imagen peyorativa del resto de mujeres. A esto se le suma la narrativa del gaslighting como una forma de censurar a las mujeres por expresar sus sentimientos de disgusto o incomodidad, necesidades naturales que la sociedad castiga denominándonos como «locas» o «histéricas» ante ese sentimiento de ser juzgadas, lo más natural es buscar la aceptación social posiblemente callando y tratando de ser lo opuesto, para evitar sentirse señalada o juzgada. Es ahí donde nace el deseo de distanciarse de los arquetipos tradicionales que nos han dicho toda la vida que son malos y negativos.
Para aclarar, no hay nada de malo en qué una mujer quiera relacionarse con hombres, practicar deportes que la sociedad considera “masculinos” el punto es si no se hace por disfrute sino por el contrario, por validación forzada que perpetúa la creación de estereotipos al tratar de hacer burla de mujeres como las “Bimbo”. El problema radica en la reproducción de roles de género estereotipados que definen qué actividades son para hombres y cuales son para mujeres, cuando ambos podrían disfrutar de las actividades cotidianas si así lo desean.
Estos conceptos que buscan dividir a las mujeres en dos tipos, son insultantes a la figura de la mujer que debería ser libre de elegir su comportamiento, gustos y apariencias sin buscar la verificación de su género opuesto.Sin embargo, estos términos creados para dañar y denigrar han sido tomados por mujeres que siguen corrientes feministas y que han decidido ponerlo en espacios más amables, autodefinirse como “Bimbos” buscando abrir el espectro y mostrar a otras mujeres, en especial a los grupos de nuevas generaciones, que no hay nada de malo con ser mujer, incluso si esta se encuentra dentro de los estándares de la feminidad o no, sin contar que la mayoría de nosotras puede identificarse con ambas terminologías, al igual que todos los seres humanos. Haciendo del entorno de la redes sociales un espacio más saludable mediante el “ciberactivismo” generando espacios de preguntas como ¿A quienes les conviene el odio entre mujeres?
Hagamos que las tendencias virales estén a nuestro favor no es necesario ser cruel con las demás para «encajar», no es necesario estereotiparnos y hacer sentir menos a otras para entender nuestro valor propio.