La Maestra Patricia Ariza ha sido nombrada como la nueva Ministra de Cultura de Colombia, nadaísta, dramaturga, poeta, directora, actriz, y gestora cultural, una mujer, artista integral. El nombramiento ha sido relacionado con el reconocimiento a sus años de trabajo realizados en el Teatro La Candelaria y en general al gremio teatral, artístico, a la feminista que ha hecho un trabajo durante años con artistas independientes y comunidades marginadas como desplazados por la violencia, habitantes de la calle, o víctimas de la guerra. En 2016 dirigió Memoria, una obra sobre las mujeres que han sido desplazadas por la violencia y que guardan en sus testimonios la verdad de la guerra.

La actual coordinadora del empalme con el Ministerio de Cultura se ha convertido en la primera mujer nombrada en el gabinete ministerial, lo que para el sector de arte en el país se ha denominado una victoria, al ser una profesional conocedora con una amplia trayectoria cultural y artística al ser de las pioneras de lo que en Colombia se llamó el Nuevo Teatro. La artista ha sido militante en la izquierda colombiana, En 2014 recibió el Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos en Colombia, un premio otorgado por una iglesia sueca y el gobierno de Suecia. Y en el año 2019 se convirtió en la primera latinoamericana en recibir el University of Minnesota Civitas Champion Award, galardón que resalta a aquellas personas que impactan de manera positiva en su comunidad, en su caso, por la defensa de los derechos humanos desde las artes. Además, es doctora honoris causa del Instituto Superior de Arte de Cuba, entre otra docena de reconocimientos y homenajes de los que se ha hecho merecedora.

El reciente presidente electo Gustavo Petro la ha seleccionado como parte de su equipo de trabajo quien se refirió a ella como “Un estallido de cultura en toda Colombia para la Paz y la convivencia”,  “Una cultura para la identidad para dinamizar la colombianidad diversa”. Por otro lado el senador de izquierda Iván Cepeda se ha referido a Patricia Ariza como una “sobreviviente del genocidio político contra la Unión Patriótica».

Se trata de una mujer Oriunda de Vélez, Santander que estudió artes plásticas en la Universidad Nacional, y desde los años sesenta ha sido parte del cuerpo de creativos, creadores de escena cultural en la capital colombiana. Es una de las fundadoras de la Casa de la Cultura, que ahora recibe el nombre de Teatro La Candelaria. Ha sido presidenta de la Corporación Colombiana de Teatro y creadora del festival Mujeres en Escena por la Paz, Actualmente, dirige también El Festival Alternativo de Teatro (FESTA),se trata de una líder innata que se ha ganado los corazones y la confianza de los artistas del país que ahora ponen sus esperanzas en las leyes que favorezcan y defienda la dignidad del trabajo del artista como una profesión y trabajo de valor.

Tras la creación del  ‘la economía naranja’: propuesta por el gobierno de Iván Duque para  «fomentar la industria cultural», se viene un reto de inclusión del arte independiente, opuesto a las denuncias que dicho proyecto tenía en su contra por «favoritismos» y poca conveniencia y beneficios para los artistas locales.

Su lucha tiene historia y se remonta a cuando se unió en Bogotá a las juventudes comunistas, tiempo después se unió al partido Unión Patriótica (UP) partido perseguido por el estado y grupos paramilitares donde alrededor de 8.300 ciudadanos fueron víctimas de la violencia y hubo 5.733 desaparecidos, según data el tribunal de Justicia Especial para la Paz.

En los años 2002-2010 época del gobierno de Álvaro Uribe  la Unidad Nacional contra el Terrorismo le abrió a Ariza un expediente por supuestamente haber colaborado en campañas en pro de la guerrilla de las FARC, la denuncia fracasó, y cada vez su discurso que había sido tergiversado obtuvo el abrazo de todos aquellos que la seguían por su constante lucha de la paz en el país.

En una entrevista realizada hace un par de años atrás, ha mencionado: «Yo creo que hay un faltante en la política de paz. En la pedagogía. Casi no se habla del arte. Creo que nosotros y nosotras podemos estar en el relato. Este país necesita el relato de lo que nos ha sucedido en muchas voces y lenguajes. Es lo que hemos hecho toda la vida. Y si ahora no se hace masivamente, si no nos contamos la épica de la guerra, pero toda, incluyendo las víctimas, los insurgentes y los soldados, si no lo hacemos no podemos construir la paz desde la Colombia profunda. 

La paz es un salto, la historia se da a saltos, no es lineal nunca. La paz nos está preparando. Ella misma nos enseña. Creo que en muy poco tiempo seremos maestros y maestras de la paz. Este país está llamado a ser el laboratorio de paz del mundo. Un país que es capaz de salir de sesenta años de guerra a punta de diálogo. Y que quede claro que no fue un diálogo solo entre el gobierno y la insurgencia, fue un diálogo a partir de las propuestas sociales acumuladas y aplazadas. Este país, después de esto, es capaz de todo.